martes, 23 de junio de 2009

Bacatete



BACATETE
Raquel Padilla Ramos
Artículo publicado en boletín Señales de Humo, Centro INAH Sonora

La sierra del Bacatete es un punto geográfico emblemático para los sonorenses… “Aquel Bacatete donde el diecisiete yo me pronuncié” dice la letra de la famosa Sonora Querida. Para los yaquis significa mucho más que eso, es tierra sagrada, depositaria de su historia de resistencia, y es morada de héroes. Los caminos para acceder al Bacatete son bien conocidos por casi todos los yaquis, hombres y mujeres, y procuran enseñárselos a sus hijos.
Visité la sierra del Bacatete por segunda vez en marzo de 2006, acompañando a un grupo de yoemes que subían a visitar las tumbas de sus ancestros. Los polvos de esos caminos nos bañaron desde el principio de la odisea, pero… “no importa, es tierra sagrada”, me dijo doña Petra, una yaqui de Huírivis. Ella llevaba a Diego, su nieto de 12 años: “No te traigo por bonito mijo, sino para que conozcas todo este lugar y te lo aprendas y que lo puedas dibujar.”
A lo largo del trayecto, que desde la carretera internacional hasta el viejo cuartel del ejército dura como una hora y media, estuvimos parando para tomar fotos y para desatascar la camioneta tipo pick up que llevábamos… Gajes del oficio. “Aquel cerro se llama Samahuaca” comentó Silverio, hijo de doña Petra. Recordé una conversación que sostuve con una yaqui de Vícam dos años atrás en la que me platicó de un cerro llamado Samahuaca donde su madre y su abuela fueron capturadas por los soldados para ser deportadas a Yucatán.
El cuartel del ejército es un edificio de adobe, ahora totalmente ruinoso. Su altura y forma circular característica le debieron dar, en los tiempos de guerra, una visibilidad privilegiada y un control estricto sobre la zona. Muy cerca de él está la tumba del jefe yaqui Tetabiate, muerto en batalla. La tropa federal tomó el cadáver y le rindió honores en virtud de que pertenecía a las fuerzas irregulares del ejército. Es probable que en realidad solo quisieran apropiarse del cuerpo para evitar que sus restos y su sepultura fuesen convertidos en santuario de peregrinación.
De cualquier forma, el lugar es visitado con frecuencia por los yaquis que suben de los pueblos a honrar al héroe. Cerca de ahí existe un rancho llamado Tetabiate en donde existe un panteón yaqui de tiempos de la guerra. Allí descansan los restos del jefe Sibalaume en una tumba cubierta toda de piedras, sin epitafio. Grupos yoremes suben de vez en cuando a este panteón y allí ejecutan sus danzas los matachines.
La sierra del Bacatete está llena de vida y de misterios. Dicen los yaquis que allí han pernoctado que se escuchan los pasos del ejército, los gritos de las batallas y los llantos de las viudas de guerra. Es un espacio venerado, temido y respetado donde de noche las estrellas se ven tan cerca -me dijo un yaqui- que casi se pueden tocar.